Buscar empleo es una tarea que nunca debe subestimarse.

Pero buscar empleo en Argentina es una misión más desafiante aún, sobretodo si sumamos los condimentos de nuestro contexto actual.

Esté uno formado con especificidad en una profesión o bien esté buscando una posición más que no requiera formación académico formal. En ambos casos, armar una estrategia y entrenarse en tolerancia a la frustración serán requeridos en el manual de competencias del que busca empleo.

Llevo años trabajando en recursos humanos y en evaluaciones psicolaborales, hoy en la dirección de SCI gestión. En ocasiones, nos consultan que tips o recomendaciones podrían extenderse para mejorar el posicionamiento en la búsqueda.

Quería compartir algunas reflexiones sobre ello, pero antes que nada, quería decir:

1. No hay fórmulas perfectas, cada persona se luce en su propio plan y es necesario encontrar el que mejor le calce.

2. El manual del selector/evaluador también es dinámico. Cada día debemos repensar nuestras propias prácticas y limitaciones, por lo que ruego tomar con cautela las próximas líneas.

Ahora si, algunos comentarios o líneas de sugerencia 

Capítulo 1: Trabajar sobre la ansiedad.

Que fácil decirlo y que difícil lograrlo… si la ansiedad es una respuesta que se dispara involuntariamente. Correcto. Pero también es una respuesta que se modula si uno reduce la incertidumbre y aumenta la confianza en sí mismo.

Las variables externas no pueden controlarse pero uno puede trabajar de adentro hacia afuera en la seguridad de uno. Esto me lleva al segundo punto.


Capítulo 2: Trabajar sobre el autoconocimiento

Muchas veces a entrevista se presentan candidatos en posición de paracaidista: sin claridad en lo que buscan, en quienes son, o que les implica una determinada oferta de empleo. Tener claro sus fortalezas, limitaciones, expectativas y proyecciones brinda a uno más seguridad y hace que esta se transmita otorgando confianza.

Hace un tiempo atrás, realizaba una entrevista a una joven muy tímida para una posición de ventas e-commerce. El contacto visual era reducido y sus respuestas acotadas. Esa entrevista parecía destinada al archivo. Pero, de repente, una pregunta simple genero un punto de quiebre, cambiando el curso de ese encuentro: “¿crees que hay algo en tu estilo que podría jugarte en contra?”, le pregunté. En ese momento, la candidata tomó contacto visual y enunció un claro y seguro si, dando cátedra de su timidez e introversión inicial pero transmitiendo con gran convicción el empuje y compromiso que podía demostrar cuando entraba en confianza. Lo dijo con tanta claridad que me convenció y la entrevista y el curso de su proceso de selección fue diferente desde ese momento.

¿Cuantas veces un simple reconocimiento, lejos de aparentar, puede acercarnos al otro y generar un punto de inflexión y empatía?

Este ejemplo no significa que uno tenga que sacar todos los trapitos al sol.

–        “El mundo es para los perfectos” decía Mercedes Moran en el simpático papel que representaba en la serie EL HOMBRE DE TU VIDA haciéndose pasar por una evaluada en una entrevista laboral.

–        “Nadie es perfecto” le retrucaba Francella.

–        “Por eso hay que mentir”, concluía ella rematando.

¿Cuánto de cierto hay en esto? Esto me lleva al tercer punto.


Capítulo 3: Ojo con los discursos muy idealizados

Que no transformemos la entrevista en una consulta de psicoterapia, no significa que uno no sea claro en su autoconcepto y pueda transmitir puntos de mejora, con claridad y sentido de superación.

Seamos sinceros, un poco de maquillaje no hace mal a nadie. Yo me maquillo cada mañana ante una reunión, entrevista, clase o charla importante y eso no implica que no siga siendo la misma persona con las ojeras de cansancio acumulado por el mal dormir y las manchitas que quiero disimular. Pero una cosa es el maquillaje y otra la máscara. La máscara nos es ajena, no nos representa y, por ende, es difícil de sostener.

Construir una máscara muy diferente a nuestro rostro, elaborar discursos muy idealizados que no nos identifican, son atajos que, a la larga, llevan a callejones sin salida.

O a la corta… los ideales XL no son creíbles ni cercanos. Tiempo atrás la perfección estaba colocada sobre un pedestal. En la actualidad, se aplauden y celebran los discursos de personas resilientes que, a pesar de sus vidas imperfectas, lograron capitalizar errores y circunstancias en oportunidades de crecimiento y desarrollo. Bienvenida imperfección entonces, con un toque de maquillaje.


Capítulo 4: El gran simulador

Si aún así, uno sostiene sus argumentos para simular competencias, habilidades o estilos laborales, pensemos que toda simulación tiene un tiempo de vida hábil. Con el tiempo, si uno no logro entrenar y transformar los propios recursos, lo más probable es que no tarden en aflorar. Entonces, ¿para qué hacer una gran simulación que nos permita entrar a un puesto en el cual la actuación real se va a develar a los pocos días de trabajo? Pan para hoy, hambre para mañana.

Y hablando de simulación, cuidado con los aleccionamientos previos acerca de que responder ante una pregunta clishé, cómo dibujar a una persona bajo la lluvia o qué ver en las manchas del reconocido test.

Tener un discurso armado o una técnica preconfigurada de cómo responder dada por un otro, lejos de ayudarnos, nos rigidiza y nos distancia de la adecuada conexión con el momento de la evaluación.

Primero, porque en el momento en que nos encontramos con pruebas distintas a las que habíamos imaginado, nos paralizamos. Segundo porque esas respuestas no hablan de uno y, en definitiva, tampoco sabemos lo que el evaluador está buscando en nuestras respuestas… dependerá de la posición y de los desafíos inherentes a ella. Tercero, porque se nota.

Lo antedicho no implica que uno no pueda prepararse. Pero lo preparación va más por el lado de conocer posibles preguntas y pensar cómo uno la respondería desde quien es. También implica estar informado sobre el posible empleador o la consultora que nos convoca.

En definitiva, ser claro y sólido en la transmisión de quien uno es y qué imagen tiene respecto del por qué está ahí y de quien lo convoca. Y esto me lleva al último punto de este artículo.


Capítulo 5: El arte de saber comunicar

La comunicación es clave en cualquier acto que involucre personas. También lo es en una instancia de búsqueda de empleo. Trabajar sobre el modo en que uno comunica es fundamental e indispensable.

En algunos casos, se presentarán preguntas situacionales que nos lleven a responder desde una experiencia laboral pasada o bien imaginarnos en un escenario hipotético a resolver. La capacidad de narrar estas anécdotas y ampliar información, nos hace pensar que herramientas de storytelling nos pueden dar un puntapié especial para conectarnos con el otro y brindar confianza en lo que uno transmite.

Entonces, a modo de conclusión, hacer nuestro FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades, amenazas) y armar un buen plan de comunicación del mismo, puede brindar esa seguridad necesaria para batallar la ansiedad e incertidumbre del momento de evaluación y, así, acercarse mejor a esa oportunidad o desafío laboral que calce mejor a uno mismo.

Escrito por: Silvana Váttimo – Directora SCI Gestión