Desde que tengo uso de razón, el tiempo ha sido en mi vida una variable constante y exigente, disparadora del hacer, del planificar y experimentar.
Solo en novelas o películas había visualizado el detenimiento de esa perfecta máquina, con ciudades paralizadas, escenarios cambiantes de minuto a minuto y la incertidumbre del mañana.
Pero hoy, tuve una sensación que no había experimentado antes. Una percepción inusual. La de visualizar un mundo sujeto por hilos de un titiritero del cual no conocemos su plan maestro.
Gobernantes indecisos, modificando sus discursos en la medida que la pandemia avanza.
Una prensa incisiva, con flashes de información pero también de tergiversación.
Ciudadanos transmutando de descreídos a preocupados.
Las escuelas, los aeropuertos, los eventos públicos suspendiendo actividades.
Bancos vacíos, plazas sin el zarandeo de hamacas, distancia física …
Yendo a un análisis local, una pandemia que llega sin tocar la puerta de un país ya en terapia intensiva, con una economía en crisis y una sociedad debilitada.
Tendremos los anticuerpos para superar este escenario?
Cuanto hay de paranoia? Cuanto de realidad? Y que queda de nosotros tras esto?
Estamos en condiciones de pausarnos? Cómo sostenernos?
Cómo dar movimiento en una sociedad que es tan creativa como pícara a la hora de crear excusas y poner trabas en la rueda?
Cómo mantenernos enteros con saludos virtuales y respeto de la distancia?
Codo a codo! Confiando que nuestros codos tienen protectores reforzados tras tantas caídas y que una vez más nos levantaremos.
Mientras tanto… alcohol en gel!

Silvana Vattimo
Directora SCI GESTIÓN