*Imagen: “la mirada ajena y las redes sociales en Black Mirror – capitulo caida en picada”

Pienso luego existo
Siento luego existo
Público luego existo

Pasamos de una era de protagonismo de la razón, a una donde la emoción y el sentimiento se destacaron con mayor protagonismo, hasta llegar a una era de prevalecía de la imagen y del reconocimiento en espacios sociales.
Likes, hashtags, comentarios y caricias virtuales son las piezas más codiciadas de este escenario.
Cómo si la capacidad de pensar, sentir y ser estuvieran supeditadas al acto de publicar en redes sociales.
Es esa publicación la que da entidad a una relación, un evento, un estado de ánimo o un logro.
En el medio de todo ello, soledad, mucha soledad.
Soledad en el espacio entre la publicación y la primera reacción (con toneladas de expectativas respecto de cómo será aceptada mi propia huella en ese universo tan efímero y dinámico), soledad ante la espera de respuesta después del “clavado del visto”, soledad cuando esa mensaje nunca llega…soledad que se torna en bronca, tristeza, desvalorizacion.

La imagen no es nada, la sed lo es todo decía el slogan se una famosa línea de gaseosas.
Pero sed de que?
Sed de reconocimiento, de contacto, de intimidad.

No creas todo lo que ves
No creas nada de lo que ves
Parejas felices en facebook con historias terribles y tristísimas en la intimidad.
Mujeres esbeltas y vitales con dosis de angustia y anorexia en sus arterias.
Profesionales exitosos y poderosos con pocos espacios de risa auténtica y rememoración de sus instintos más infantiles y lúdicos.
“Que Linda familia que son” opinan otros mientras ese microcosmos se deshace casi sin advertirlo.

La miseria, la crisis y la desdicha forman parte de cualquier espacio en el que el ser humano habite.
Nadie está exento de ello.
El trabajo apunta al reconocimiento. Reconocimiento no para ahogarnos en el padecer. Sino para aceptar y construir con esas piezas que también integran el rompecabezas de la vida. Sin sumar esas piezas, el cuadro final siempre quedará raro, sin sentido o incompleto.
Que son más lindas las piezas felices que las tristes? Pues claro! Y podemos disfrutarlas, destacarlas y valorarlas. Pero solo podrán entenderse en virtud de las otras piezas.
La felicidad y la tristeza son dos caras de una misma moneda. Y esa moneda se llama vida.

Lic. Silvana Vattimo
DIRECTORA SCI GESTIÓN